En el susurro del invierno, «La Française» se revela y cuenta la historia de un saber hacer histórico. Cada habitación irradia comodidad y refinamiento.
Las siluetas, atrevidas y discretas, crean un look parisino que no conoce límites.

Desde el crepúsculo primaveral hasta el amanecer del verano, la colección se convierte en una odisea y un viaje. Los materiales ligeros acarician la piel como una brisa marina, mientras que los colores evocan horizontes lejanos y escalas secretas.

El lino lavado, noble y aireado, cae con gracia, abrazando las formas en un ballet de vestidos y blusas. El azul Chambray se mezcla con tonos suaves y neutros, creando un diálogo sutil entre el cielo y la tierra.

Un armario entre la sofisticación y el relax donde cada outfit es una invitación a explorar los límites del estilo.

Con la llegada de la primavera surge “The Guest”, con una elegancia discreta y asertiva. Los vestidos y conjuntos se adornan con tonos y estampados atrevidos, un caleidoscopio de tonos que bailan bajo las luces festivas.

La malla suave y acariciadora abraza la silueta con gracia, ofreciendo comodidad y refinamiento en cada movimiento. El crepé ondula al ritmo de los pasos, la viscosa baila con el aire de la tarde y el satén hace bailar la luz sobre los cuerpos en movimiento. Vestidos, blusas y túnicas, cada pieza se convierte en un lienzo vivo donde las formas se entrelazan para formar una imagen contemporánea.

Una oda a la feminidad moderna, fuerte y delicada, audaz y sutil. El “invitado” no sólo asiste al evento, sino que lo enriquece con su presencia.